Por Adhemar R. Suárez Salas

Qué lejos están aquellos tiempos del relato ágil y elegante enriquecido por fonemas y giros literarios de primer nivel, con ética, y construcciones reflexivas de admirable sensibilidad, que transportan al radioyente al propio campo de juego. “Hacer vívida cada jugada, cada avance, cada atajada magistral, con el uso apropiado del sujeto-verbo, es una de las misiones del speaker”, decía el maestro argentino Fioravanti, allá por los años 60, donde Gróver y Remberto Echaverría junto a Tito de la Viña y Juan Carlos Costas –aún vigente-, sobresalían en el éter deportivo nacional En ese mismo decenio, brillaban en Santa Cruz las voces inconfundibles de Bismark Kreidler y Bernardo Silva –que todavía nos sigue regodeando con su singular e inimitable estilo- , al lado de los hermanos Adolfo y Hugo Díaz Monje (fallecidos). El adusto Edgar Durán, por su parte, refulgía con sus análisis profundos y constructivos.
En esa misma zaga caminan actualmente las promisorias figuras de Gary Añez, Jaime Galarza y Fernando Silva. La dupla Marcos Chávez-Fermín Zabala, se afianzan exitosamente en el oriente boliviano.
Que las nuevas generaciones sigan hilvanando, detrás de las cámaras y de los micrófonos, bellas filigranas articuladas con donaire y distinción, imponiendo los principios de objetividad y equilibrio emocional, sobre la especulación maliciosa e irresponsable, es cuanto espera el aguzado radioescucha y teleespectador.
Quien escribe estas líneas, relató fútbol en emisoras Santa Cruz y Centenario, de 1967 a 1974, junto a Rubén Saldaña y Delfo Límpias. Don Pedrito Rivero y Johnny Zeballos, también me privilegiaron con sus insuperables comentarios y apostillas. Por razones de fuerza mayor tuve que abandonar este filón periodístico. Pero me quedé prendido al grito exultante de una de las incontables conquistas feéricas, premio mayor de todo relator: “Viene el envío...., cabecea la pelota el centrodelantero, elevándose sobre el defensor.....Es gol, goool..., ¡Qué golazo!
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