lunes, 21 de marzo de 2011

EDITORIAL


ZOOM 37  (Septiembre del 2007)
En la antigua Tartaria (nombre que le daban los viejos geógrafos al centro de Asia), vivía el rey Tamerlán. Un día, el rey se encontraba bastante deprimido por diversas preocupaciones que no podía sacar de su cabeza. Absorto estaba en sus pensamientos, cuando en eso descubrió una hormiga, que lentamente subía por una pared. Con la ayuda de un pequeño palo, Tamerlán lanzó la hormiga contra el suelo, buscando con ello distraerse un poco. Inmediatamente, el insecto volvió a ascender por la pared. El rey volvió a arrojar la hormiga al suelo y aquella nuevamente tomó su rumbo habitual. Con paciencia infinita y por espacio de ochenta veces, el rey tiró la hormiga al suelo. ¡Y por espacio de ochenta veces la hormiga volvió a subir por el mismo sitio de la pared! El rey se maravilló por la perseverancia demostrada por aquel insecto y, recapacitando, se dijo: "La imitaré y venceré". Y el rey tártaro procedió a invadir el reino de Persia, Jorezn, Georgia, Armenia y Mesopotamia, entre otra serie de tierras, siendo recordado por la historia como uno de los grandes conquistadores que han existido.
Es muy común desistir cuando las cosas empiezan a complicarse pero, como la hormiga, no debemos dejar de luchar por nuestros ideales.
Ejemplos de perseverancia abundan en la historia de la humanidad. Uno de los más célebres, sin lugar a dudas, es el de Thomas Alva Edison y los miles de “fracasos” en los que tuvo que incurrir para obtener la bombilla eléctrica. El famoso escritor Richard Bach vio rechazada por veinte veces consecutivas una de sus máximas obras, antes de que finalmente la publicaran: Juan Salvador Gaviota.
Sir Edmund Hillary y Tenzing Norkay, los primeros hombres que ascendieron el monte Everest, son otro ejemplo de esa perseverancia que todos debemos tener, conquistar la cima más alta del mundo era una empresa que, hasta ese momento, nadie había logrado realizar. Por eso, poco les importó el frío, el cansancio y los comentarios, que insistían en que debían abandonar su sueño. No permitieron que su entusiasmo fuera diezmado, y, pacientemente, en el último trecho avanzaron a un ritmo de... ¡30 centímetros por minuto!
¿Qué tienen en común estos triunfadores…? Que no tienen inconvenientes en realizar  un esfuerzo extra para conseguir sus ideales. Simplemente perseveran hasta conseguir sus objetivos, sin pensar siquiera en abandonar.
Por eso, es muy importante tener en cuenta que lo que aspiramos obtener en el futuro, eso por lo que tanto estamos luchando, dependerá en gran medida de cuánta insistencia le agreguemos al trabajo que estamos realizando hoy.
Por eso, en septiembre, en el mes de Santa Cruz, cuando vestimos nuestros corazones de verde y blanco, es que tenemos que recordar que, como decía Napoleón:”La victoria es del más perseverante”, y que, por lo tanto, debemos perseverar en la lucha y no bajar los brazos en ningún momento en el afán por conseguir lo que tanto anhelamos los cruceños para esta hermosa tierra digna de un mejor destino.



EL DIRECTOR
José Candia Caro

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