miércoles, 23 de marzo de 2011

HONORIS CAUSA

Por Hogiers Parejas Añez (Para ZOOM)
Es por todos conocido que el Presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, fue distinguido hace algún tiempo por una universidad centroamericana, la de Santo Domingo, donde recibió el título de Dr. Honoris Causa, título honorífico que los centros académicos conceden a personas eminentes.
Miraba y oía la noticia en un canal de televisión local; el presentador de noticias leía y hacía sus comentarios. “El presidente Morales ya es profesional”, dijo.
Debo comentar que para hacer una carrera universitaria, hay que seguir etapas, requisito que empieza con la escuela primaria, la secundaria, el bachillerato y el ingreso a la universidad, cualquiera que ésta sea, lo cual significa haberse “quemado las pestañas” durante años para adquirir capacitación e idoneidad hasta obtener el preciado título académico (“el 30 X 40”, decía un amigo, refiriéndose al tamaño del diploma universitario), que le permitirá ejercer la profesión, motivo de sus desvelos y sacrificios en los distintos rumbos del saber humano, conjugando factores determinados por la vocación, la fuerza de voluntad y empeño para el logro de sus aspiraciones y más caros anhelos, además de las fuerzas morales suficientes para encontrar el equilibrio que conduzca a la superación y el éxito.
Luego de profesionalizarse se puede optar por una maestría y seguir un doctorado en distintas ramas: medicina, química, física, matemáticas, historia, filosofía y letras, etc.
Doctor es una persona a quien se le ha conferido el más alto grado en una facultad; es una persona sabia que ejerce la enseñanza de una ciencia o de un arte.
En nuestra capital, tuve la oportunidad de presenciar una entrega de un Honoris Causa, esto fue cuando la Universidad UDABOL otorgó dicha distinción al abogado Pedro Rivero Mercado, Director del Diario Mayor EL DEBER, por su dilatada trayectoria como periodista, por las publicaciones de su autoría, etc.
También el historiador Alcides Parejas Moreno, doctor en historia, por sus libros, por la docencia ejercida y por sus méritos.
El pasado año 2007, la Universidad Gabriel René Moreno confirió la distinción al abogado Isaac Sandoval Rodríguez por su trayectoria y por sus libros de Derecho del Trabajo y algunos otros, por ser catedrático en facultades de Derecho en el interior y exterior del país, así como también por su rol de conferencista.
Lo mismo sucedió con Pedro Shimose, que recibió la merecida distinción por ser un gran poeta y escritor, columnista de la prensa nacional y autor de libros conocidos internacionalmente. Vendría a ser el embajador de nuestras letras en Europa.
Debo terminar relatándoles algo anecdótico. Un viejo, de tierra adentro, mandó a su hijo a la universidad; pasaban los años y el universitario avanzaba poco o nada: se había convertido en un estudiante crónico. Un compadre le preguntó: “¿Y qué va a ser su hijo cuando termine de estudiar?”. “Va a ser anciano”, contestó.
Otro regresó a Santa Cruz, desde Argentina, después de cursar estudios superiores, y un amigo le preguntó: “¿Vos venís egresado o regresado?”.
No faltan los que llevan todo a la chacota. Uno comentó: “A mí me suena eso de Honoris Causa, como Rebelde sin Causa”.
Otro dijo: “La verdad es que lo que sobran son doctores, lo que faltan son señores”.

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