miércoles, 23 de marzo de 2011

SÓLO PARA ELLAS

CÓMO RECUPERAR TU AUTOESTIMA SEXUAL
La innata facilidad femenina para alcanzar el clímax, muchas veces se frustra por problemas de comunicación en la pareja. En esta nota, algunas pistas para recuperar la autoestima sexual
Lo primero que hay que entender es que no es el hombre el absoluto responsable de llevar a la mujer de la mano por los laberintos del placer, sino que es ella misma la que debe permitirse recorrerlos.
Aquí poco tiene que ver la capacidad amatoria del hombre, si bien la falta de experiencia por parte de la pareja es un obstáculo. Un amante que ayude a su pareja a conocerse, a explorarse y a alcanzar su propia satisfacción, seguramente tendrá bastante que ver en que ella llegue al clímax.
Una capacidad asombrosa
La capacidad orgásmica de las mujeres es asombrosa. Una y otra vez pueden llegar a esa cima de placer, hasta el punto de parecer ante algunos ojos masculinos como una reserva ilimitada de placer. Ellas pueden experimentar varios tipos de orgasmos.
Entonces, ¿por qué hay tantas mujeres frustradas e insatisfechas? Es que en la mayoría de las parejas, el orgasmo sigue siendo un sueño escurridizo. Estas dificultades también traen aparejados males mayores. Una mujer que es incapaz de llegar al orgasmo suele fingirlo, en un intento por salvar el ego de su amante.
El primer enemigo femenino durante el acto sexual es su mente. Cualquier impulso que la distraiga de lo que está ocurriendo con su cuerpo en ese momento, la alejará cada vez más del clímax. Cuanto más piense, más perderá noción de su propio placer y se alejará de la percepción de sus sentidos. La constante presión por “estar bárbara” es contraproducente. Que si estoy linda, que si esta ropa me queda mejor que aquélla, que si este perfume le gusta... y la lista es interminable.
Pasando al plano estrictamente sexual, quizás se preocupen por si su pareja debe “trabajar” mucho para hacerla disfrutar o por si piensan que ellas están haciendo algo mal. Hay que mantener al máximo  la comunicación en la pareja, incluso durante el coito. La mujer debe sentir que, en lo que hace a su placer sexual, su pareja se esmera al máximo. Una vez logrado esto, podrá olvidarse de sus preocupaciones, relajarse y captar las sensaciones. Entonces el camino hacia el orgasmo estará despejado.
La culpa
Los sentimientos de culpa también juegan un papel importante en esta cuestión. No faltan quienes piensan que las chicas “decentes” no deben disfrutar plenamente, sin tabúes, del sexo. Esta matriz cultural está difundida incluso entre las propias mujeres, y quizás de allí surjan los pensamientos que afloran inoportunamente en los momentos de intimidad de la pareja.
Es un hecho que aún hoy, para muchos el sexo femenino se divide entre mujeres “fáciles” y aquellas que son "la chica de su casa”, idealizada, la que los hombres sueñan con presentar a sus padres.
La pareja debe superar estos prejuicios. Un hombre abierto al diálogo, que constantemente le haga saber a su mujer cuánto valora y respeta su capacidad para ejercer su sexualidad, que ponga acento en las partes sensuales y femeninas de su compañera, ayudará a derribar un gran mito misógino.
¿Por qué las mujeres no pueden ser buenas, puras... y además grandes amantes?
Sostener una concepción anticuada en este aspecto puede ser un certificado de defunción en cuotas para la pareja. Es que, al pensarlo un poco, se llega a la conclusión de que un hombre que adscriba a tales valores, terminará cometiendo adulterio casi automáticamente. A muchos, se le hace inconcebible que “la madre de sus hijos” sea a la vez una tigresa en la cama. Y sólo un cambio de paradigma cultural muy profundo puede resolver ese problema.
Un tema a tener muy en cuenta cuando hablamos del orgasmo femenino es la relación de ellas con su genitalidad. Las mujeres han sido bendecidas con una parte de su cuerpo cuyo sólo fin es provocarles placer: el clítoris. Pero, a diferencia de los hombres, las mujeres no disfrutan de una estimulación constante, en todo momento y de cualquier manera de su zona genital. Para lograr que la mujer esté preparada para la estimulación de sus genitales, se debe empezar por sus otras zonas erógenas.
El juego previo –previo no sólo al coito sino a cualquier contacto con la zona genital femenina- puede incluir besos en la boca, en el cuello, en los pechos y otras zonas, como los hombros y la espalda. Si esto se hace bien, la mujer empezará a emitir señales (leve rubor en la piel, respiración entrecortada, pezones erectos) de que está lista para el siguiente paso.
Generalmente, la forma más fácil de alcanzar un orgasmo en las mujeres consiste en la estimulación clitorídea. Esa zona es extremadamente sensible a todo tipo de contacto, por eso es mejor concentrarse también en la zona aledaña al mismo. Siempre se debe empezar la estimulación de la zona genital de afuera hacia adentro.
Los puntos claves
Los primeros tramos del canal vaginal son los más sensibles; allí es donde se localizan la mayoría de las terminaciones nerviosas. El Punto G, tierra prometida pero pocas veces encontrada, suele hallarse allí, en la parte superior de la pared vaginal. Es una zona difícil de alcanzar durante el coito, la única manera cierta de saber si se ha alcanzado el Punto G, es mirando la reacción de la pareja.
Otra cosa importante para mencionar es que para la mayoría de las mujeres es muy difícil alcanzar el clímax solamente mediante el coito. Además, la curva de placer masculina es distinta a la femenina, y lo más frecuente es que el hombre eyacule mucho antes de que la mujer se acerque a las alturas del orgasmo. Un camino a seguir en este caso es la estimulación repetida –antes y durante la penetración- del clítoris.
Muchas veces el orgasmo vaginal recién se alcanza después de una larga estimulación de la zona clitoridea y del Punto G. En estos casos, la comunicación en la pareja debe servir para que ambos se olviden del “objetivo” -alcanzar el orgasmo de forma rápida- y en cambio opten por disfrutar de una relajada y prolongada sesión de sexo.
Fuente: En Plenirud

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